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Más de un tercio de las mujeres en activo ya supera los 50 años

Según un informe de la Fundación Adecco, el 70% de las mujeres sénior en desempleo ha renunciado o aparcado, en alguna ocasión, su carrera profesional para el cuidado de su familia

Redacción EM 04-03-2024

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Próximos al 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, el Observatorio de la Vulnerabilidad de la Fundación Adecco presenta el 11º informe #EmpleoParaTodas: la mujer en riesgo de exclusión en el mercado laboral, un trabajo que basa sus conclusiones en el análisis e interpretación de los resultados de la Encuesta de Población Activa del 4º Trimestre de 2023, junto a la consulta de otras fuentes de referencia, y una encuesta a 200 mujeres mayores de 50 años en riesgo de exclusión social. Este trabajo se ha realizado con la colaboración de once empresas y entidades comprometidas.

La desigualdad de género se manifiesta de forma tangible en el empleo, a tenor de los principales indicadores laborales. Tradicionalmente, la mujer presenta mayores tasas de inactividad y de desempleo y, por otra parte, suele concentrar su presencia en jornadas parciales, lo que tiene un impacto directo en el nivel de ingresos, que se traduce en salarios inferiores y pensiones menos abultadas. Todo ello puede conducir al desempeño en la economía irregular. Según el informe AROPE (At risk of poverty and exclusion, de EAPN), la mujer se enfrenta a “carreras de cotización más entrecortadas y deficientes”, con una exposición mucho mayor a la exclusión social.

Así se pone de relieve en dicho informe: en 2022 la tasa AROPE femenina (mujeres en riesgo de exclusión y/o pobreza) alcanzó el 27,2%, frente al 24,8% masculina. En términos absolutos, se contabilizan 805.209 mujeres más en esta situación (6.574.605 mujeres frente a 5.769.396 hombres).  

Tras estas cifras subyace una clave fundamental y es el rol que se asigna predominantemente a las mujeres en las responsabilidades familiares y tareas domésticas. Una distribución desigual que se refleja en las estadísticas, con datos contundentes: mientras un 27,9% de las mujeres no busca trabajo para dedicarse a las labores del hogar, solo un 6% de los hombres es inactivo por este motivo. En total, se contabilizan 2.838.000 mujeres inactivas por labores del hogar, frente a 446.000 hombres.

Al mismo tiempo, existen prejuicios y estereotipos que merman las oportunidades laborales de las mujeres y que se acentúan si coexisten otras realidades como la discapacidad, la maternidad en solitario o la violencia de género (ver informe completo).  

La edad, por otra parte, sigue perfilándose como uno de los grandes factores de discriminación de la mujer en el mundo laboral, que encuentra importantes dificultades de acceso al empleo a partir de los 45 años, y que se acentúan especialmente a partir de los 50. En los siguientes apartados desgranaremos los principales obstáculos y retos laborales que afronta la mujer sénior en el mundo del empleo.

MUJER SÉNIOR: DERRIBANDO EL ESTIGMA
La mujer afronta dificultades profesionales que la acompañan durante toda su vida activa. El estigma de la maternidad aún sigue pesando entre las más jóvenes, generando reticencias a los empleadores a la hora de incorporarlas a un equipo de trabajo. Y si bien dicho estigma se difumina con los años, en torno a las mujeres sénior aparecen otros pensamientos estereotipados, que las asocian con profesionales obsoletas, menos flexibles o sin capacidad de aprendizaje. 

 “Nuestra experiencia de 25 años en inclusión laboral de mujeres sénior avala todo lo contrario. A menudo, están en un momento vital idóneo en el que han desarrollado un mayor control emocional y madurez, saben manejar las situaciones de estrés y buscan estabilidad, Además, y aunque a menudo se asume lo contrario, muchas mujeres sénior demuestran gran capacidad de adaptación y están dispuestas a aprender nuevas tecnologías y metodologías de trabajo, lo que refuta el estereotipo de que la edad es un obstáculo para la innovación”, declara Begoña Bravo, directora de Integración e Inclusión de la Fundación Adecco.

En un contexto de envejecimiento récord de la población global, las mujeres mayores de 50 años están emergiendo como una fuerza laboral cada vez más significativa y vital. En primer lugar, y por esta cuestión puramente demográfica, la media de edad de las personas en activo es cada vez mayor, representando las mujeres de 50 años y más un 33,8% de la población activa femenina, frente al 23,6% de hace una década. Como se observa en la siguiente tabla, la población activa femenina envejece a un ritmo de un punto porcentual al año. Si se mantiene este patrón, para el año 2040 la mitad de las mujeres en activo superarían los 50 años.

En términos absolutos, las mujeres activas mayores de 50 años rozan por primera vez los 4 millones (3.868.900 de mujeres sénior que tienen trabajo o lo buscan, la cifra más alta de toda la serie histórica) frente a los 2.519.000 de hace una década, habiéndose producido un incremento del 53% en el último decenio. Este crecimiento ha sido muy inferior para el resto de las mujeres en activo (7,4%).

“Nos encontramos en un momento crítico, en el que la generación baby boom llega o se aproxima al final de su carrera laboral, y de ahí que las mujeres sénior en activo hayan experimentado un crecimiento tan significativo en la última década. Según proyecciones del INE, nuestra sociedad, que hoy registra un índice de envejecimiento del 137%, seguirá envejeciendo hasta el año 2050, momento a partir del cual se experimentará un ligero descenso, cuando la generación de los baby boomers se encuentre en la etapa final de su vida. Estamos por tanto ante tres décadas cruciales, en las que hemos de seguir impulsando la afiliación y apostando por el talento sénior como vector crítico para la competitividad y sostenibilidad del país”, sentencia Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco.

Además de la cuestión demográfica, otros factores influyen en este peso cada vez mayor de la mujer sénior en el mercado laboral. Por ejemplo, el informe destaca la necesidad de apoyar a economías domésticas golpeadas por la sucesión de crisis en las últimas décadas. “Muchas de las mujeres sénior en desempleo se incorporan al mercado laboral pasados los 50 años, tras largos periodos de inactividad y una vida dedicadas a su familia. Suelen con trayectorias laborales más intermitentes que los hombres y su carrera profesional goza de un menor reconocimiento social, por lo que son las primeras en retirarse del mercado laboral cuando la situación familiar lo requiere. Buscan trabajo para apoyar economías domésticas resentidas por las sucesivas crisis, o bien para asegurar un mejor futuro para ellas mismas y/o sus hijos, en un escenario en el que la brecha de género para la jubilación es significativa. El proceso no es sencillo y encuentran dificultades mayúsculas para competir en el mercado laboral, con gran predisposición al desempleo de larga duración”, explica Bravo.

Dos cifras ilustran la realidad expuesta en el apartado anterior: el 70% de las mujeres mayores de 50 años en desempleo ha renunciado -o aparcado- en alguna ocasión, su carrera profesional para el cuidado de su familia y el 82% de destaca que, al menos en alguna ocasión, se ha sentido discriminada en un proceso de selección. 

Sobre el primer resultado, Bravo destaca que "históricamente, las normas y expectativas sociales han asignado a la mujer en el papel de cuidadoras principales de la familia, lo que incluye el cuidado de hijos, personas mayores o dependientes. Esto conduce a la asunción de que son ellas quienes deben renunciar a sus carreras profesionales, menos reconocidas, cuando se necesita apoyo en el hogar. De ahí que 7 de cada 10 mujeres sénior que hoy buscan empleo, haya renunciado o aparcado su carrera profesional para dedicarse a estas responsabilidades, en algún momento de su vida”.

En segundo lugar, es significativo que la mayoría de las mujeres sénior en desempleo (82%) ha sentido discriminación en alguna de las diferentes fases de búsqueda de empleo, En concreto, un 77,4% destaca que esta discriminación se ha producido en la entrevista de trabajo, donde se ha cuestionado su capacidad para manejar nuevas tecnologías, la posible sobre cualificación y/o mayores exigencias salariales, así como la disposición para trabajar bajo la dirección de personas jóvenes.

A continuación, un 47,4% comenta que, cuando ha incluido la edad en el currículum, nunca ha recibido respuesta por parte de ninguna empresa, una realidad que podría ser reflejo de los citados prejuicios que asocian su candidatura con capacidades reducidas, falta de adaptabilidad o conocimiento de las nuevas tecnologías.
Por último, un 31,2% ha evidenciado esta discriminación en las propias ofertas de empleo, por dirigirse expresamente a personas de menos edad, a través de expresiones como “buscamos equipo joven” o incluir en los requisitos un rango de edad determinado (una práctica penalizada por la legislación actual, pero que en ocasiones sigue produciéndose). 

DIEZ CONSEJOS PARA LA MUJER SÉNIOR
La característica esencial del desempleo femenino sénior es sus elevadas posibilidades de cronificarse. En este sentido, desde la Fundación Adecco ofrecemos algunas recomendaciones para que la mujer mayor de 50 años encuentre una ocupación en el menor tiempo posible: 

1. Actualiza y personaliza tu currículum. Asegúrate de incorporar tus formaciones y experiencias más recientes. Resalta tus habilidades y los logros que has alcanzado en trabajos anteriores. Además, no olvides personalizar el currículum para cada oferta, detallando cómo puedes aportar un valor único a la empresa a la que envías tu candidatura.

2. No indiques la edad en el currículum: enfócate en tus competencias. La edad está de más en el currículum, ya que no determina la capacidad y habilidades de una persona. Por tanto, incluir la fecha de nacimiento no es necesario y, además, puede dar lugar a discriminación por edad, consciente o inconsciente. Al omitirla, reduces el riesgo de ser descartada prematuramente por la edad.

3. Apuesta por el currículum funcional. A partir de los 50 años, es frecuente tener experiencias profesionales, pero no siempre son recientes en el tiempo. Por ello es preferible que, en lugar de ordenar estas experiencias por fecha, poniendo al descubierto que el último trabajo fue hace mucho tiempo, agrupes los empleos por sectores, haciendo hincapié en la formación académica y motivaciones personales. 

4. Conoce dónde está la oferta de empleo. El mercado laboral está en continuo cambio, marcado por factores como la digitalización o el cambio de patrones de consumo. Por ello, es posible que no encuentres oportunidades de trabajo en tu sector de procedencia. En este escenario, estar al tanto de las actividades que hoy tiran del empleo puede ser de gran ayuda para encontrar una oportunidad profesional. Algunas áreas con alta demanda en estos momentos son la logística (requiere perfiles como preparadores de pedido, repartidores, transportistas…), el sector sociosanitario o el área de servicios, en posiciones como teleoperador u operario de limpieza especializada.

5. Fórmate o acredita competencias: los certificados de profesionalidad. Es posible que tu experiencia profesional te haya permitido adquirir los conocimientos y competencias necesarios para un puesto de trabajo. Sin embargo, también es probable que carezcas de una titulación homologada que te avale como profesional en estas áreas.  Si es tu caso, no dudes en acreditar tus competencias a través de los certificados de profesionalidad emitidos por el SEPE, y que tienen validez en todo el territorio nacional. En caso de que no sea posible, la formación en las áreas estratégicas para el puesto de interés es la mejor vía para acceder a los mismos.

6. Entrena las competencias digitales y explora las redes sociales. Internet se ha convertido en la gran ventana al mundo laboral y casi cualquier puesto de trabajo exige intuición tecnológica. Es imprescindible superar la barrera tecnológica y estar presente en los canales digitales, utilizando y optimizando las técnicas de búsqueda de empleo online (redes sociales como LinkedIn), así como construir una marca personal que multiplique tus posibilidades profesionales.

7. Pon en valor las soft skills. Más allá de las capacidades técnicas, las empresas valoran cada vez más las habilidades blandas. Huyendo de estereotipos, las mujeres sénior tienden a ver reforzadas skills como la madurez, la experiencia, el control emocional, la templanza o la tolerancia estrés. Es importante identificarlas y ponerlas en valor en los procesos de selección.

8. Haz voluntariado. Es una práctica en auge, muy valorada por los seleccionadores y que permite entrenar habilidades como la comunicación, la empatía o la asertividad. Además, proyectarás compromiso e implicación con la comunidad local, una habilidad de gran importancia para los equipos de trabajo.

9. Sé flexible. El mercado laboral cambia a gran velocidad y prima la flexibilidad. Es probable que encuentres un empleo que no se adapta completamente a tu perfil profesional, pero que te permita entrar en el mercado laboral, incrementar tu red de contactos e ir progresando hacia tus intereses. Asimismo, es importante practicar la apertura a diferentes opciones como la movilidad geográfica, el empleo por cuenta propia y otras fórmulas que, quizás, no contemplabas en el planteamiento inicial.

10. Dedica tiempo al networking. Las relaciones sociales son uno de los grandes vehículos para conseguir oportunidades profesionales. De hecho, el 80% de las ofertas de trabajo no llega a publicarse, porque se cubre directamente a través de recomendaciones de personas de referencia. Es importante invertir tiempo en la elaboración de una agenda de contactos estratégicos, que te ayude a acceder a ofertas de empleo adecuadas a tu perfil profesional. LinkedIn supone una gran plataforma para nutrir esta red de contactos y sacar el mayor provecho de la misma.



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